1000 - 900 AEC

Rey Salomón
La Tabla de Gezer y Eclesiastés, la Prueba del Rey Hiram, Jeroboam y la Idolatría, el Faraón Sisac y el Oro del Rey Salomón, y más.
Cuando el reinado del rey David llegó a su fin, su hijo Salomón fue nombrado rey. Salomón era profundamente consciente de la gran responsabilidad que recaía sobre él. En una sentida plegaria a Dios, Salomón no pidió poseer riqueza ni poder, sino sabiduría y conocimiento para dirigir la gran nación de Dios. Dios no solo le concedió sabiduría, sino que Salomón se convirtió en el hombre más sabio que jamás haya existido. Fue gracias a su noble y humilde petición por lo que también se le concedió la prosperidad de la riqueza y la expansión del Reino más allá de cualquier otro anterior o posterior a él.
Su reinado era conocido en todos los rincones del mundo antiguo y muchos reyes, reinas y dignatarios viajaban desde muy lejos para reunirse él y conocerle.
El rey Salomón, famoso por sus sabios juicios, su aguda intuición y su discernimiento, dejó un rico legado de sabiduría y guía en escritos como el Libro de los Proverbios y el Cantar de los Cantares de Salomón, que siguen siendo relevantes y aplicables hoy en día. Incluso el muy reflexivo Libro del Eclesiastés se atribuye al rey Salomón.