César Augusto

Junto con Marco Antonio y Marco Lépido, Cayo Octavio formó parte de los tres generales que derrotaron a los asesinos de César. 

Josefo, Guerras, 1.14.4 

«Y cuando el Senado se separó, Antonio y César (Octavio) salieron, con Herodes entre ellos; mientras que el cónsul y el resto de los magistrados iban delante de ellos, para ofrecer sacrificios...  Antonio también hizo un banquete para Herodes el primer día de su reinado». Las ambiciones contrapuestas pronto destrozaron el Segundo Triunvirato. Lépido fue exiliado en el 36 AEC y en el 31 AEC, en la batalla de Accio, Octavio obtuvo una victoria decisiva sobre su rival Marco Antonio y su flota egipcia. Al regresar a Roma, aseguró estratégicamente su posición como el primer emperador de Roma. Derrotó a las fuerzas de Antonio y Cleopatra en Alejandría en el año 30 AEC tras lo cual Antonio y Cleopatra se suicidaron.

En el año 27 AEC, el Senado le dio a Octavio el nuevo título de Augusto, insinuando su condición divina. Como hijo adoptivo de Julio César, que fue deificado póstumamente, se refería a sí mismo como el "Hijo de lo Divino".

La política de Augusto hacia los judíos del Imperio romano en general, y hacia los habitantes de Judea en particular, siguió la línea favorable establecida por Julio César. El gobierno de Herodes en Judea fue contemporáneo al gobierno de Augusto. Aprobó los esfuerzos de Herodes por introducir la cultura romana en Judea y, por esta razón, prestó poca atención a las quejas de los enemigos de Herodes, extranjeros y nacionales.

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